Prensa IDEA (22-11-2024).- Honestidad, dedicación, perseverancia, entrega y amor por las especies marinas, son las cualidades que definen a Rubén Penott; amante de la acuicultura, quien trabaja desde hace más de treinta años en la Estación de Investigaciones Marinas Mochima de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), ubicada en el estado Sucre.
Este notable hombre es guía y ejemplo a seguir de las nuevas generaciones de científicos y biólogos marinos, por su amplia trayectoria y conocimientos empíricos, que lo han llevado a desarrollar importantes investigaciones en el cultivo del caballito de mar Hippocampus, en condiciones de laboratorio para repoblar los manglares del Parque Nacional Mochima.
Este sucrense nació el 27 de septiembre de 1953 en Mochima, es el mayor de diez hermanos del matrimonio entre Samuel Darío Penott y Rosa Maita. Durante su infancia y adolescencia, siempre mostró su amor y preocupación por el cuidado de la fauna y ecosistema marinos.
Relata que el señor Orangel Díaz y José Rafael Roja, lo motivaron a que trabajara en la Estación biológica Marina de Mochima, donde ha contribuido en diferentes proyectos como el cultivo de bivalvos, camarones, calamares y caballitos del mar. Asegura que a pesar de no ser biólogo, todos sus conocimientos han sido adquiridos de forma empírica mostrando siempre preocupación por el cuidado de las especies marinas.
“Mi mayor logro es haber aumentado la sobrevivencia de los caballitos del mar, que debido a los efectos de la crisis climática y la pesca ilegal, ésta especie está en peligro de extinción”, dijo.
Como medida para la conservación del caballito de mar, frente al cambio climático, Penott logró estandarizar una dieta especial para garantizar la alimentación, reproducción y repoblamiento de esta especie, permitiendo la sobrevivencia del 50% de éstos, logrando así la liberación de hasta 2.600 caballitos, cultivados en condiciones de cautiverio, los cuales fueron devueltos a la bahía de Mochima; un hecho inédito en Venezuela.
Forjador de valores familiares
Este sucrense que actualmente tiene 71 años destaca no solo por su aportes en la biología marina, sino también por ser un excelente esposo y un padre ejemplar; así lo señala Rubén Darío Penott hijo. En la Estación de Investigaciones Marinas del IDEA conoció al gran amor de su vida Mary Rojas, con quien tiene 26 años de matrimonio, dos hijos y cinco nietos.
“Mi papá es un hombre de muchos principios que ha velado por la unión familiar, el respeto y la compresión, a pesar que no fue a la universidad, nos inculcó a mi hermana y a mí el deseo de superación, de hecho yo estudio biología marina para algún día ser como él. En la estación es todo un modelo a seguir por los investigadores, científicos, turistas y estudiantes que visitan estos espacios donde mi padre los atiende con mucha alegría”, recalcó.
Contribuciones a la ciencia
A través de su vasta experiencia y conocimientos, Rubén Penott ha sido colaborador de importantes investigaciones, gracias a su trabajo en conjunto con otros científicos, ha participado en proyectos donde se destaca por el cultivo de calamares en la Estación Biológica Marina de Mochima, que permitió a los investigadores de la Dirección de Salud de la Fundación IDEA, realizar estudios neurológicos para determinar el funcionamiento de los neurotransmisores y los canales iónicos en las neuronas.
Asimismo, participó en los proyectos; Cultivo integral de Paguara Chaetodipterus faber y Efecto citotóxito y genetóxico de la fracción acuosa de lubricantes usados de motores fuera de borda, en el erizo de mar Lytechinus variegatus.
Para la bióloga Carol Larez, trabajar con Penott ha sido muy significativo, porque a través de su constancia, perseverancia y ganas de hacer las cosas bien, han realizado grandes aportes al cuidado de la flora y fauna marina. “Posee una gran agilidad física y mental, en las salidas a campo orienta a los nuevos investigadores y conoce a la perfección los mejores sitios para hacer el muestreo”, dijo.
Resaltó que una de las virtudes de Penott es transmitir sus conocimientos empíricos a los biólogos, quienes han fortalecido sus métodos a través del bagaje experiencial de este sucrense que considera importante el intercambio de saberes.
“La estación biológica de Mochima es prácticamente su casa y nos trasmite a los demás biólogos ese sentido de pertenencia, de superarnos cada vez más y velar por el bienestar de los ecosistemas marinos”, acotó Larez.
Grandes reconocimientos
Su labor ininterrumpida por más de 30 años ha sido reconocida por muchos, en el 2009 le confirieron el Premio GLADDING MEMORIAL, otorgado por el Gulf and Caribbean Fisheries Institute (GCFI), por su contribución al cuidado de los caballitos del mar. Asimismo, en el I Foro Iberoamericano de los Recursos Marinos y la Acuicultura, realizado en 2007 recibió el primer premio grupal por el trabajo de la producción de alevines de Paguara Chaetodipterus faber. Además, de un reconocimiento por su destacada contribución en pro de la conservación y protección del Parque Nacional Mochima.
Penott afirma que el mayor premio y recompensa durante su vida es guiar a las nuevas generaciones a valorar y cuidar los espacios marinos, que son muy diversos y deben resguardarse ante la crisis climática. “Mi mayor logro es saber que la estación de investigaciones de Mochima es y seguirá siendo un centro para el avance científico de la biología marina”, recalcó.
Texto: Hernán Romero (Prensa IDEA)
Fotos: Rolando González- César Querales (Prensa IDEA)