Estudio venezolano confirma que incendios incrementan partículas contaminantes en la atmósfera

 Un estudio realizado por el Centro de Ciencias Atmosféricas y Biogeoquímica del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), sobre mediciones de partículas atmosféricas de diámetro menor a 2.5 µm (PM2.5),  y del carbono negro (eBC) presente en ellas, fue publicado recientemente en la revista “Elementa: Science of the Anthropocene”.

Las mediciones se realizaron en el Distrito Metropolitano de Caracas (La Carlota) y en la zona suburbana de Altos de Pipe (Miranda), desde junio de 2018 a octubre de 2019 y se utilizó instrumentación del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y del Instituto Leibniz de Investigación Troposférica (Tropos) de Alemania, para medir PM2.5 y carbono negro en la atmósfera.

El estudio permitió evaluar la variabilidad diaria, semanal y estacional de PM2.5 y eBC; además, identificar sus posibles fuentes de origen e inferir el impacto local y regional con respecto a la contaminación del aire y el transporte de masas de aire a mayor escala.

Asimismo, los resultados de PM2.5 obtenidos, en ambos sitios de estudio, se compararon con los valores límite establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021. Los promedios anuales de PM2.5 de ambos sitios de medición están por encima del valor límite anual de la OMS (5 µg m–3). Además, el valor límite (15 µg m–3), para el promedio de 24 h de PM2.5, se supera durante los eventos de quema de biomasa (época seca), siendo para el sitio urbano y suburbano forestal 27 ± 18 µg m–3 y 28 ± 21 µg m–3, respectivamente.

Dados estos resultados se sugiere que se debe establecer una regulación de la calidad del aire para PM2.5 en Venezuela. La regulación de PM2.5 se vuelve crucial considerando que, de las enfermedades y lesiones más comunes a nivel mundial, las infecciones de las vías respiratorias superiores tienen los más altos impactos en cuanto a la prevalencia, la incidencia, los años de vida con discapacidades y los costos socioeconómicos.

El carbono negro proviene de la quema de combustibles fósiles (gasolina, diésel) y de la quema de biomasa (incendios forestales). Como una de sus características principales, estas partículas actúan igual que los gases de efecto invernadero atrapando calor en la atmósfera baja, contrario a lo que otro tipo de partículas hacen, de acuerdo con la información suministrada por Loreto Donoso, jefa encargada del Centro de Ciencias Atmosféricas y Biogeoquímica.

“Es primera vez que se hace este tipo de estudio de mediciones continuas, en estas latitudes, sobre la concentración de carbono negro y de PM2.5. Estas partículas, en relación con la salud humana, tienen la característica de poder ser inhaladas, llegar al sistema respiratorio profundo, y en algunos casos, arrastrar compuestos cancerígenos, adsorbidos a su superficie”, detalló la investigadora.

La medición continua de PM2.5 permite poder realizar alertas tempranas, en caso que las concentraciones sobrepasen las normas de calidad de aire. En especial por el efecto que hay en la época seca producto de los incendios (quema de biomasa), y de la mayor acumulación en la troposfera baja producto de la meteorología particular de Caracas en la época seca. “Esta hace que la dispersión vertical del aire no sea tan eficiente como en época de lluvias, porque la época seca coincide con el invierno del hemisferio norte, de allí se desplazan capas frías de aire que impiden un movimiento vertical eficiente que permitirá una dilución de las emisiones locales”, explicó Loreto Donoso.

Para ver el estudio publicado: https://doi.org/10.1525/elementa.2022.00024

Prensa Mincyt/IVIC/Edith García.-

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